Garantizar los derechos de las personas que viven con el VIH para una implementación real de la Agenda 2030: para vivir con Derechos y dignidad.
Las personas que viven con el VIH se sitúan al día de hoy en contextos de fragilización y precarización derivados del estigma y la discriminación. Se acentúa en las mujeres y se multiplica cuando se cruzan múltiples discriminaciones resultantes de múltiples identidades: género, clase, edad, origen étnico-racial, orientación sexual, identidad y expresión de género, diversidad funcional, estado de salud, situación migratoria, etc.
Como ya sabemos, la Agenda 2030 establece en su declaración política la importancia de satisfacer las necesidades de las personas que viven con el VIH, con el compromiso de garantizar el “acceso universal a los servicios de salud sexual y reproductiva, incluidos los de planificación familiar, información y educación” y el compromiso en la lucha contra el VIH/sida. Por otro lado, el “Cuarto 95” surge de una iniciativa previa de ONUSIDA: el “Cuarto 90”.
No obstante, este “Cuarto 90” parece haber quedado en el olvido como concepto y la propia ONUSIDA no ha seguido con el ‘Cuarto 95’, ya sea por la complejidad que supone medir el “Cuarto 95” frente a los otros tres 95 (diagnosis, tratamiento, supresión viral) o por la falta de voluntad política de trabajar desde la concepción de calidad de vida. Desde el activismo y las organizaciones de la sociedad civil se defiende este objetivo para garantizar el bienestar integral y el ejercicio pleno de los derechos humanos de las personas que viven con el VIH. Este “Cuarto 95” queda plasmado directa o indirectamente y de manera transversal en la Agenda 2030 y principalmente en los ODS: 1, 2, 3, 4, 5, 7, 8, 10, 11, 16 y 17 y en algunas de sus metas.
Tanto las metas identificadas, como otras establecidas en la Agenda 2030, y los ODS deben ser ampliados y a la vez leídos e implementados desde una perspectiva de derechos y con mirada feminista interseccional para no dejar a nadie atrás. Trabajar desde la Agenda 2030 y el objetivo del “Cuarto 95” nos permite reconocer la interseccionalidad y la multidimensionalidad del abordaje del VIH. Y esta lectura y análisis interrelacional e interseccional nace el irnforme: “CALIDAD DE VIDA Y VIH EN LA AGENDA 2030: EL DERECHO DE TODAS AL CUARTO 95”, donde analizamos y visibilizamos el contexto socio-sanitario en el que se ven envueltas y tratadas las personas que viven con el VIH, e incidimos para la puesta en marcha de políticas públicas que pongan a las personas realmente en el centro, para que las políticas y normativas públicas nacionales e internacionales repercutan positivamente en su calidad de vida y en su bienestar global.
En definitiva, una propuesta para la apropiación de la Agenda 2030 como hoja de ruta en pos de la garantía de los derechos de las personas que viven con el VIH, promocionando paralelamente la incorporación, de manera transversal, del Cuarto 95 en las políticas públicas y la implementación de la Agenda 2030 en el Estado español.
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